Don’t say «Don’t be Evil»

2 marzo, 2007

Google bajo la lupa Google representa a todos los efectos una historia de éxito. El éxito de una empresa creada en un garage y llevada a la cúspide del Nasdaq, el éxito de una empresa que supera a los grandes colosos de un mercado en menos de una década, el éxito de una marca instalada en las mentes de todos nosotros como sinónimo de su actividad (las búsquedas), separándose de sus competidores por una distancia mucho mayor que la que actualmente determina la mera calidad técnica de su producto.

Y sin embargo, todo este éxito tradicionalmente no ha sido suficiente para Google. Como empresa, confiada en su éxito, con la mezcla de arrogancia e ingenuidad típica de los ingenieros que impulsaron su nacimiento, desde un comienzo Google se concibió a sí misma como una empresa distinta a las demás empresas, instalada en un universo distinto, no contaminado por las miserias y oxidaciones del capitalismo: la resistencia a emplear elementos gráficos o publicidad en su web, la negativa a plegarse a las directrices de los mercados financieros, … todo ello eran símbolos de la unicidad de Google, condensados en el motto que ha acompañado a la empresa como un emblema: «Don’t be Evil«. De la mano de esta filosofía, Google ha atravesado su camino hacia el éxito con un efecto insospechado: la simpatía de los usuarios. Extrañamente, los usuarios no han recelado del ascenso imparable de una compañía que ha derribado como figuras de papel a las grandes multinacionales (y otras que no lo eran) que le han presentado batalla competitiva: las búsquedas primero, los blogs, el correo electrónico, los vídeos, últimamente las aplicaciones de oficina… todos terrenos de batalla superados con la inesperada facilidad con que los ejércitos alemanes deshicieron la oposición francesa en 1940.

No es difícil entender que la independencia y falta de convencionalismo de Google la hayan erigido en una favorita de los usuarios. Y sin embargo, bajo el inmaculado retrato de Dorian Gray comienzan a advertirse algunos hedores que invitan a pensar en una más prosaica realidad. A la monumental adquisición del gigante YouTube le ha seguido la estrategia implacable de obligar a todos los propietarios de derechos a requerir peticiones individuales para la remoción de los contenidos protegidos, lo que incluye amenazas a aquellos pequeños productores que no pueden costear abogados o largos procesos litigiosos. Respecto de los resultados del buscador, aún resuenan los efectos de la masiva actualización -aunque no la última- en la base de datos que mantiene bien a las claras cuál es últimamente el criterio decisor sobre los resultados de búsqueda, ya hoy un medio de vida para miles de pequeños (y grandes) comercios en internet y un puente insoslayable entre el conocimiento y la percepción de la realidad y los usuarios. La reciente introducción de la empresa en el mercado de las aplicaciones ofimáticas, sin perjuicio de poder significar la aparición de un modelo disruptivo, tiene muchos paralelismos con las denostadas prácticas de Microsoft de aprovechar su posición dominante en un mercado para torpedear la competencia en otro, empleando para ello y sin reservas el dumping (nadie puede pensar que el coste de desarrollo de esas aplicaciones venga sino de una transferencia de beneficios desde las búsquedas, aunque esto es aplicable a la enorme mayoría de campos en los que Google se ha instalado). Últimamente incluso observamos comportamientos de pura avaricia empresarial directamente incompatibles con la autoinvestida preocupación por las personas: sólo así puede entenderse la actuación en Carolina del Norte, en donde el propio estado y sus funcionarios se han visto obligados a ofrecer millones de dólares para garantizarse el establecimiento de una planta e instalaciones de la compañía. Nada que no haya estado en la agenda de otras muchas empresas, si excluímos los acuerdos de confidencialidad a que los funcionarios públicos se vieron obligados a firmar -detalles sólo al alcance de empresas tan poderosas como ella- pero que casan mal con el principio de no hacer el mal que impregna las relaciones públicas de la empresa.

Que el capitalismo y el libre mercado, con su favorecimiento del interés (económico) propio, suelen provocar situaciones y comportamientos indeseables, incluso bajo el marco de la ley, no es nuevo. Parte del velo de codicia que la sociedad asigna a los grandes poderes económicos se funda en la convicción de que la mayoría de grandes compañías esconden prácticas reprobables en la gestión de alguna persona o en la manera de conseguir ciertos resultados. Lo que es nuevo es que una empresa que se distingue a sí misma como la única de una nueva clase, y emplee esta imagen en provecho propio, acumule ejemplos igualmente cuestionables en sus sótanos. Google ha acumulado más poder que ninguna otra empresa en los últimos años. Y el poder corrompe.


On FON

11 enero, 2007

Logo Fon

Hace poco Martín Varsavsky hacía el interesante ejercicio de publicar en su blog un memo interno (ignoro si dejándelo intacto) sobre los retos de FON para el 2007. Escribí un comentario, pero considero que el tema merece algo más de desarrollo (dentro de la modestia de este espacio).

En primer lugar merece elogio el ejercicio de M. Varsavsky en sí. Mediante el expediente de publicar una información que en todo caso no estaba salvaguardada en el momento en que se distribuye a las 100 personas de FON, se ha conseguido poner a discurrir sobre la estrategia de la compañía a toda la audiencia de su blog. Esto es un ejemplo viviente de las tesis Manifiesto Cluetrain: los mercados son conversación, y los blogs cajas de resonancia, y las empresas pueden extraer valiosa información de sus usuarios, una información que tradicionalmente han ignorado (las empresas sólo anotaban de sus clientes comunicaciones formales, contrataciones y quejas básicamente).

Por mi parte, observo que Fon tiene un espinoso problema por resolver: cómo conseguir una cobertura adecuada en un punto concreto. El servicio FON es un servicio de red, cuyo valor crece geométricamente con el número de usuarios, y a día de hoy no cuenta con un número suficiente para ser funcional (el propio Varsavsky estima necesitar al menos 10 veces más usuarios, y seguramente sea optimista). Elevar el número de usuarios de forma tan importante no es sencillo, y FON corre el riesgo de que la efervescencia del movimiento FON deje paso a un desencanto con la calidad de servicio y a un incremento notable del churn o número de deserciones, especialmente entre los usuarios bills que son los que aportan dinero y tienen el mayor incentivo a sustituir FON por otro servicio y que evidentemente en estos momentos son los más valorados por FON.

FON tiene que demostrar pues que es un servicio viable, y tiene que demostrarlo rápidamente. ¿Cómo hacerlo? En mi opinión existen dos aproximaciones: o se multiplican los puntos de acceso (aumentando la densidad como FON dice necesitar de 1/10.000 a 1/1.000 puntos por habitante -habría que hacer aquí los ajustes de los puntos efectivos-, o superior), lo cual implica un esfuerzo de captación monumental, o se multiplica la potencia o alcance de esos puntos (con las antenas, que hacen que un punto cunda más) de manera que unos pocos proporcionen la intensidad deseada, si quiera en unos puntos concretos. Parece que Fon esté apostando por ambas al anunciar estrategias de distribución más ambiciosas (abaratar los routers, distribuirlos por más lugares, emplear a los foneros como distribuidores…). Ignoro los recursos con los que cuenta FON (sus socios con conocidos por sus deep pockets), pero tengo para mí que el mejor anuncio que puede hacerse FON para popularizarse es que le funcione muy bien a un grupo de gente. Para ello, y puesto que en otras cosas Fon es tan «web 2.0 compliant«, mi sugerencia es emplear esta sociedad red para acceder a un grupo de usuarios que puedan demostrar FON: podría adentrarse en esa ‘larga cola’ de los usuarios con banda ancha y enfocarse en un nicho. Éste podría ser o bien geográfico (algunos comentarios al post hablan de madrid, de puntos de la costa) o preferentemente -en mi opinión- un nicho de personas. No es una cuestión trivial, pero cierto tipo de usuarios que combinasen las cualidades de ser expertos técnicos (para asegurar el correcto empleo y funcionamiento de las foneras) y que realizasen algún tipo de concentración (para probar la fonera durantes las mismas), podría ser un buen lugar donde mirar. quizás Gamers, quizás en los Blogs&Beers, quizás universitarios. Ellos pueden ser quienes lleven la fonera a su Tipping Point.


Yahoo vs. Google

27 noviembre, 2006

Google vs. el Mundo

No sería el primero que afirmase que hacer negocios es como guerrear, ni es novedoso hablar de la batalla en el mercado de los buscadores, sobre la que yo mismo ya he hablado, y antes que yo publicaciones tan prestigiosas como el Economist, de quien le tomo prestado la ilustración, pero siendo un combate tan actual y -por más que algunos lo archiven– aún incierto, que resulta atractivo dar cuenta de los nuevos movimientos de tropas y ajustes en las estrategias que se divisan en el tablero de las luchas por controlar el acceso de los usuarios a la información que, como sostiene Battelle, es al fin y al cabo de lo que se trata.

En una línea ya tratada de aproximarse al tratamiento de la información de una manera más humana, nos hemos enterado recientemente de que Yahoo ha cerrado un acuerdo con un consorcio de hasta 176 periódicos, a los que se unirán otros, para resolver los problemas que aflijen a ambos: a Yahoo!, la necesidad de procurarse un incremento en las búsquedas en el pujante universo de las búsquedas locales; para la prensa, la manera de recuperar el tiempo perdido accediendo a tecnología de creación de marketplace para empresas y usuarios. Y para ambas representa una alianza contra un enemigo mayor y más temido, que amenaza con monopolizar la relación de las personas con la información que consumen. Difícilmente Google se sentirá afectada por un golpe como éste, pero acaso la acumulación de los mismos (recordemos que hace poco recibió otro alfiler por el servicio Google News, que se encuentra bajo proceso a nivel general, y también por el recientemente adquirido YouTube) sí resulte en un deterioro de su salud. Hasta el momento Google ha venido contando con el viento a favor, pero ahora es justamente su éxito lo que puede representarle los retos más complejos de superar: complacencia con el éxito que sofoque la creatividad (los últimos servicios destacables de Google son adquisiciones, mientras que los desarrollados internamente no parecen funcionar), cash-flow al que acceder mediante demandas, dominancia que expresar como abusiva.


Reinventar el negocio de la música

12 noviembre, 2006

Hace unos días, un importante directivo de una de las grandes discográficas me reconocía que la industria musical viene siendo ‘un poco paquidérmica’, y que tiene necesidad de monetizar los nuevos planteamientos y desarrollos que realice para sobrevivir. Enrique Dans, muy crítico habitualmente con el sector por su poco creativa manera de defender el statu quo, recogía sin embargo hace unos días una iniciativa que alababa, por la que una de las grandes del sector (en este caso Warner Music) apuntaba a reconocer una realidad social muy tozuda y que no parece conmoverse con las campañas antipiratería o las amenazas legales.

Lo cierto es que el sector discográfico haría bien en admitir que sus planteamientos actuales no son, al menos en términos prácticos, muy eficaces, y que se necesita una reinvención del sector si no se quiere acabar convertida en una línea de negocio de los bufetes jurídicos. Hace unos días en el Web 2.0 Summit, Mary Meeker, una de las gurús de internet cuya credibilidad ha sobrevivido a la burbuja tecnológica, al tratar el estado de internet declaraba, para el caso de la industria filmográfica -en una situación similarmente crítica- que la pujanza e interés de los contenidos para los consumidores deberían imponerse finalmente en forma de ingresos para los productores.

También recientemente hemos recibido un acuerdo de Microsoft con Universal para que ésta última ingrese por cada dispositivo vendido. Personalmente estoy mucho más identificado con las soluciones que consideran los comportamientos de los usuarios en su expresión que las que se limitan al bundling o a incorporar impuestos más o menos encubiertos al hecho de acceder a la música para compensar por otros ingresos dejados de materializar, pero en todo caso resulta evidente que la industria se encuentra ahora en un momento receptivo a la innovación y la prueba, y seguramente sea de alguna de estas pruebas de las que salga la industria discográfica como la conoceremos en unos años. Mientras la música genere la pasión e identificación de tantas personas como hace, el problema no será tanto de demanda como de distribución o modelo de ingresos. Mis apuestas: empezar los tanteos en al final de la cola, e incorporar a las empresas interesadas en las comunidades de usuarios -B2C- alrededor de una marca ‘musicalizada’ a la ecuación de los ingresos.


Los dos modelos de producción

10 octubre, 2006

google_logo
Google acaba de comprar YouTube, y eso me ha movido a una reflexión. Google y YouTube representan las dos formas posibles de generar contenidos. Google es el autómata, el gran robot con una incansable capacidad de computación para rastrear la información sobre videos disponibles y filtrarla. YouTube es el foro, donde millones de usuarios -y no servidores- depositan su esfuerzo a cambio de un pequeño flash de notoriedad o simplemente la satisfacción de producir. La compra de YouTube por Google, propietaria del servicio Google Video con mas o menos el mismo tiempo de vida, demuestra que, al menos en este caso, los usuarios han generado un producto más atractivo que el fabricado por las máquinas. Probablemente GoogleVideo disponga de un catálogo más extenso que el de YouTube , o sea capaz de competir en ritmo de adquisiciones de contenidos con sus inquebrantables spiders rastreando el web en busca de los más populares, pero YouTube permite una mayor implicación del usuario con el resultado, y de ahí la satisfacción y la experiencia que es lo que últimamente ha convertido a YouTube en el tercer lugar más frecuentado de internet.

Con todo, hay que reflexionar con más perspectiva sobre este acontecimiento. Google ha sido capaz de desplazar a muchas grandes empresas con su dominio sobre el acceso a lo que es información y lo que no en internet. El que otro intermediario haya capturado esa posición de privilegio en el medio video mueve igualmente a reflexionar sobre si este capítulo es una excepción o más bien, a medida que  la internet se convierta en un medio más multimedia y menos textual, Google será capaz de mantener el centro de la información. Aún no hemos encontrado un sistema que sea a la vez eficiente y sencillo de organizar la información [no textual] de este mundo, como reza la misión del gigante multicolor.


Completa reintermediación

10 octubre, 2006

¿Qué necesito para abrir mi tienda online? Por enumerar algunos componentes, noamazon_services necesariamente ordenados en importancia o prioridad: un website atractivo y usable; visibilidad en internet (tráfico en mi sitio), obtenida mediante publicidad; si soy modesto, tendré que tener un almacén y personal recogiendo órdenes y empaquetando envíos; si no, podré mecanizarlo. También tendré un acuerdo con una empresa de paquetería, o una furgoneta propia si mis materiales son grandes o mi zona de repartos controlable. Acaso un breve sistema contable, incluso si es una libreta y soy meticuloso. Un acuerdo con una entidad financiera para cobrar a los clientes remotamente. Desde luego, tengo que tener uno o varios productos que vender, preferiblemente distintos a los de la competencia. Bien, puede que omita algun elemento más, pero es complicado defender que lo incluído no es necesario para hacer ebusiness. Montar un negocio online, con todas aquellas promesas de mercado universal, ahorro en locales y vendedores que escuchábamos a comienzos de década, no es tan sencillo. Piensa el caso español. ¿Cuántos nombres de retailers/minoristas en internet puede uno obtener si pregunta en la calle? ¿Cuántos de ellos tienen el tamaño de una mediana empresa? ¿Cuántos son rentables?

Bien, piénsalo dos veces. En realidad, necesitas un producto -insisto en lo de que debería ser diferente- y a Amazon. Amazon acaba de extender su gama de servicios empresariales a todo lo demás: ellos ponen el escaparate, el tráfico, el fulfillment, la entrega, nos cuenta su director tecnológico. Ellos cobran, liquidan; ponen incluso el almacén, al competitivo coste de unos 12,5€ el metro cúbico de espacio cada mes. Así sí que parece más apropiado hablar de aplanamiento del mundo, de desintermediación, de acceso directo de productores a consumidores. Si cualquier persona con capacidad de generación de un bien valioso para otro tiene ahora a su disposición el sistema más eficiente de distribución comercial que existe, si cualquiera de nosotros, que ya somos consumidores globales, puede ser un productor también, ¿no transforma esto el mercado tal como lo entendemos? Bueno, esto acaba de aparecer, sólo está disponible en Estados Unidos,… pero señala cómo podría ser el futuro.


La maldición de la tecnología

10 octubre, 2006

El que la tecnología está llamada a contribuir a fortalecer a las organizaciones es algo que pocos dudan, por más que sea controvertido discutir sobre la cantidad o permanencia de dicho aporte. Yo hoy quisiera reflexionar sobre otra perspectiva de la tecnología en relación con las empresas: su valor económico como producto. Aquí encuentro yo las resonancias de una maldición.

La tecnología es siempre un pronóstico del futuro. Si triunfa, será masiva, ubicua. Hemos visto eso en el SMS, en el DVD, el correo electrónico, el XML…. Formarán parte de nuestras vidas, nuestras infraestructuras, como diría N. Carr. Pero el camino es complejo, incierto, frustrante, extenuante. Cuando la tecnología se crea, es cara, es torpe y complicada. Requiere que unos promotores apuesten por ella y que unas empresas arriesguen en ellas. Lanzamientos de productos, campañas publicitarias, planes operativos, ¿pueden condicionarse a que una prometedora tecnología cumpla con las expectativas? ¿cuál es el discurso que un profesional de la tecnología puede hacer frente a una compañía para hacerle optar por el camino ciego de la posibilidad frente a la seguridad de lo conocido? ¿no reconocemos todos en las empresas la seguridad, la fiabilidad, como un valor supremo? Sólo las empresas con poco que perder parecerían estar dispuestas a ello, pero las empresas con poco que perder suelen ser también las empresas con poco que gastar, y la tecnología sin volumen es cara.

Indefectiblemente, una empresa, un grupo, unas personas, en un país o en otro, en un sector u otro apostarán por la tecnología. Las que arriesguen y pierdan nunca llegarán a los periódicos. Las que triunfen sí, pero en su victoria llevan el virus de la replicación. Cuanto más alto sea el aporte de la tecnología a los resultados de la empresa, con más rapidez y adhesiones se copiará el paso, en un proceso en el que la democratización de los medios de producción, de selección y de consumo, como explica C. Anderson, comprime los plazos y erosiona las ventajas conseguidas. ¿significa eso para las empresas que dieron lugar a la tecnología, los promotores, los inventores, que llegó el momento de recolectar? Hoy en día es más cara una botella de agua en el supermercado que una calculadora fabricada en China en el bazar del barrio. La comoditización acaba con el margen, igualando a pioneros y seguidores, reduciendo el mercado a una cuestión de escala.

Así es como el negocio de la tecnología se debate entre el fuego de la comercialización y las brasas de la sobrecapacidad, en ciclos cada vez más veloces donde el plazo de materialización de los beneficios transcurre rápido y sin avisos. ¿Significa eso que la creación tecnológica tiene un futuro amenazador? En absoluto. Pero pone de manifiesto la importancia de la flexibilidad como fortaleza en este sector.


El lado oscuro del web 2.0

31 julio, 2006

Que el poder corrompe es algo que todos más o menos aceptamos. Y cuando digo más o menos me refiero a que nuestras resistencias se despiertan cuando de lo que se habla es de nuestro propio poder. Encuentro que últimamente, y tras la revolución creada por una oferta lanzada por Calacanis de pagar a bloggers por postear para Netscape, surge un importante revuelo por la ética de dejarse pagar por opinar. A Enrique Dans no le gusta, y hay incluso quien defiende que es inviable. Me permito situarme en una posición más distante para no valorar, y simplemente apunto un detalle: si los usuarios son ahora los nuevos expertos en el web 2.0, si el poder está basculando hacia las fuentes, despojando a muchas empresas y medios de comunicación de sus prerrogativas de intermediarios, es previsible, atiende a las leyes de la economía y a la ley política de la corruptibilidad del poder, que los usuarios con más influencia, con más capacidad de atraer atención hacia determinados conceptos, sean tentados. Y muchos caerán en la tentación. Y habrá quien considere que tras esa debilidad existe un bien, una mano invisible que va a permitir que el web 2.0 funcione de forma mas engrasada. Y el otro bando quedará formado por quienes consideren que la recompensa social es suficiente (y excluyente). ¿Qué grupo acabará conformando el concepto de web 2.0 que permanezca? Es difícil de saber, pero me parece interesante atraer al debate un caso, el de las búsquedas pagadas, que Battelle revivía en su blog hace unos días entrevistando a uno de los promotores de Goto, Bill Gross.

With Goto, I wanted a way to remove the spam at that time from the Top 10 listings at the search results I was seeing. The pay model seemed like the best way to do it, and although ridiculed at first, really took off.

¿Quién hubiese dicho hace 8 años que las búsquedas pagadas tendrían el interés de los usuarios? Y sin embargo hoy constituyen el negocio más rentable de internet, el 95% de la riqueza de la compañía más temida del mundo.


El verdadero valor del web 2.0

20 julio, 2006

No dejamos de escuchar que el web 2.0 es sobre usuarios creando en internet, sobre un nuevo tipo de desintermediación, en la que el emisor accede al receptor por un canal directo, que suprime a la empresa y a su burocracia, que borra al informador/periodista y su línea editorial, para establecer una comunicación sin ruidos entre escritor y lector, entre interés e interesante.

Sin embargo, suprimir la parte económica y organizada de la cadena de valor de la comunicación tiene un precio (nunca mejor dicho). Sin una estructura organizada y pensada al servicio de la monetización del surplus para el usuario, desaparece el estímulo económico, los canales de remuneración. El ecosistema queda dependiente de una satisfacción meramente personal, la vanidad o acaso el reconocimiento, una recompensa social, moral, pero no económica (esto no es del todo cierto, ya que la atención puede monetizarse, mediante las herramientas como AdSense, pero sólo en casos excepcionales, lo que no modifica el paisaje).

Como apunta Calacanis sobre las motivaciones de los usuarios

«what drives these folks to do an hour to three hours a day of work for these sites which are not paying them for their time. In other words, they are volunteering their services. The response most of these folks gave back to me were that they enjoyed sharing the links they found and that they got satisfaction out of being an «expert» or «leader» in their communities»

Así las cosas, podría pensarse que el web 2.0 no es económicamente viable, que no hay mano invisible que tranquilice la supervivencia del modelo. Hay con todo circunstancias que llevan a pensar que no es así. En primer lugar, desde el punto de vista de la financiación, los grandes monstruos de la web 1.0 (y algunos que no lo eran, como Newscorp) se han entusiasmado con las nuevas startups del web 2.0 y están prodigando capital. En segundo lugar, y aunque en estos momentos todavía no está claro cómo se van a capitalizar las audiencias que los sitios web 2.0 van a generar, parece que están empezando a aparecer propuestas económicas alrededor de los usuarios. Precisamente una muy llamativa pasa directamente por poner a sueldo a ciertos usuarios que han demostrado sobrada capacidad de generar contenidos valorados por los otros usuarios (con el añadido de que se roban a la competencia): aquellos que se encuentran entre los top 20 de los blogs o webs de mayor audiencia. El paso contribuye desde luego a establecer un modelo económico en torno al que valorar una gran parte de los contenidos que se están volcando cada día en internet. Pero además, abre el camino a otras posibilidades. Pueden los miembros de YouTube abonar a los creadores más interesantes cantidades similares? Y a los que vuelcan fotos a Flickr? Se estará creando un mercado para los generadores de contenidos particulares, un nuevo caso de emprendedor? Puede ser, siempre que se sea de los top 20. De otro modo, se está condenado a escribir para uno mismo. Y gratis.


Puede un buen vendedor vender cualquier cosa?

10 julio, 2006

Esta es la pregunta que no puedo dejar de hacerme después de saber, vía el CTO de Amazon, a quien respeto profundamente, que Amazon está vendiendo material industrial a empresas, aunque sea sólo de forma beta (eh, Beta es de hecho la forma regular de ser en el web 2.0).

No tengo la menor duda de que Amazon ha alcanzado un nivel de refinamiento y maestría en el arte de vender que haría abandonarse en la complacencia a casi cualquier empresa (no a Amazon, y esto probablemente explica por qué están donde están). Son el primer comercio en la red del mundo, establecen benchmarks de satisfacción de usuarios,… pero claro, cotizan en Wall Street y necesitan justificar unas expectativas de crecimiento que, con el advenimiento del web 2.0, se les han puesto algo en contra (algunos sostienen que la falta de actividad de Amazon para adquirir empresas de web 2.0 como han hecho Yahoo! o Google, puede hacerle perder su papel en internet). Yo, como muchos otros, he aprendido que, cuando se trata de crecer, o vendes tu producto en otros mercados o vendes nuevos productos al mismo mercado (o ambas cosas). Japón, UK, Alemania, … ya funcionan como mercados y aportan un beneficio creciente a la empresa; por otro lado, no veo a Amazon abriendo tienda en España (por algo será), así que parece que han decidido que se puede hacer negocio ahora con el mercado empresarial. Pero, ¿tener el mejor interfaz del mundo para la venta a usuarios garantiza el exito con el mercado empresarial? Reconozco que la pregunta me suscita dos reacciones: por un lado, algo dentro de mí me dice que no es posible emplear un mismo mensaje con dos mercados distintos, que romperíamos todas las ‘leyes’ del enfoque y la segmentación; por otro, sin embargo, pienso que los compradores en las empresas son al fin y al cabo ciudadanos a los que, por una vez, les gustaría que, incluso a la hora de elegir una partida de muelles, la información esté en su sitio, se les permita hacer las preguntas que tienen y acceder directamente a las respuestas, … en fin, buscar y encontrar de forma rápida y sencilla. De modo que, ¿tenemos aquí una guerra de incierto final entre el enfoque y la usabilidad?