Confusión

16 diciembre, 2006

Los individuos tradicionalmente hemos contado con varias áreas personales, siendo el espacio laboral y el familiar las más reconocibles. Es posible observar cómo con el tiempo ambas áreas se confunden más y más. Inicialmente, los desplazamientos constituían -excepto para aquellos trabajadores por cuenta propia que emplean su vivienda como lugar de trabajo- una frontera evidente entre ambos mundos, que son mundos informativos diversos: mientras que la información que circunda el espacio laboral es una información numérica, factual, sistematizada, revisada y editada a menudo por más de una persona, el sistema de información familiar tiende a ser espontánea, personal, desechable, caótica.

Pero la tecnología ejerce influencias notables sobre ambos casos, el primero de los cuales es la confusión. La tecnología ha suprimido el aislamiento informacional que el desplazamiento de casa al trabajo y a la inversa producía, funcionando como un depurador y una preparación en el individuo hacia el modo siguiente. Ahora seguimos ‘conectados’ durante los tránsitos, lo que hace más difícil determinar cuándo empiezan y concluyen el trabajo y la vida personal. Durante la jornada laboral mantenemos un contacto personal con nuestros amigos y familiares gracias a las nuevas fórmulas de comunicación, fuera de la oficina somos capaces de atender clientes o contactos. Parte de esta confusión seguramente se filtra a las naturalezas de la información y procesos manejados. Actualmente almacenamos información personal, y acaso seamos más espontáneos e innovadores, menos analíticos, sobre los procesos de decisión empresarial.

Otra de las consecuencias de esta amalgama de funciones tiene que ver con la productividad laboral y su medición. Si el trabajo ya no es tan homogéneo, si el tiempo de trabajo ya no es una variable discreta sino más bien un continuo entremezclado con otras unidades aparentemente destinadas a otros propósitos; si los resultados de nuestro trabajo ya no son outputs valorables, servicios o productos finitos, sino más bien expresiones de conocimiento, interacciones, fórmulas de un aprovechamiento no siempre inmediato, multiplicidad de destinatarios o consumidores, ¿cómo medir la producción del individuo? Querámoslo o no, hasta el momento el tiempo ha resultado la variable menos discutible de rendimiento personal: tiempo de trabajo del trabajador = rendimiento del trabajador. El problema de la productividad lo ha sido de outputs, de determinar los resultados -siguiendo la causalidad hasta donde éstos-, pero con la situación explicada, ¿cómo fijar el input?

Anuncio publicitario

Yahoo vs. Google

27 noviembre, 2006

Google vs. el Mundo

No sería el primero que afirmase que hacer negocios es como guerrear, ni es novedoso hablar de la batalla en el mercado de los buscadores, sobre la que yo mismo ya he hablado, y antes que yo publicaciones tan prestigiosas como el Economist, de quien le tomo prestado la ilustración, pero siendo un combate tan actual y -por más que algunos lo archiven– aún incierto, que resulta atractivo dar cuenta de los nuevos movimientos de tropas y ajustes en las estrategias que se divisan en el tablero de las luchas por controlar el acceso de los usuarios a la información que, como sostiene Battelle, es al fin y al cabo de lo que se trata.

En una línea ya tratada de aproximarse al tratamiento de la información de una manera más humana, nos hemos enterado recientemente de que Yahoo ha cerrado un acuerdo con un consorcio de hasta 176 periódicos, a los que se unirán otros, para resolver los problemas que aflijen a ambos: a Yahoo!, la necesidad de procurarse un incremento en las búsquedas en el pujante universo de las búsquedas locales; para la prensa, la manera de recuperar el tiempo perdido accediendo a tecnología de creación de marketplace para empresas y usuarios. Y para ambas representa una alianza contra un enemigo mayor y más temido, que amenaza con monopolizar la relación de las personas con la información que consumen. Difícilmente Google se sentirá afectada por un golpe como éste, pero acaso la acumulación de los mismos (recordemos que hace poco recibió otro alfiler por el servicio Google News, que se encuentra bajo proceso a nivel general, y también por el recientemente adquirido YouTube) sí resulte en un deterioro de su salud. Hasta el momento Google ha venido contando con el viento a favor, pero ahora es justamente su éxito lo que puede representarle los retos más complejos de superar: complacencia con el éxito que sofoque la creatividad (los últimos servicios destacables de Google son adquisiciones, mientras que los desarrollados internamente no parecen funcionar), cash-flow al que acceder mediante demandas, dominancia que expresar como abusiva.


Los dos modelos de producción

10 octubre, 2006

google_logo
Google acaba de comprar YouTube, y eso me ha movido a una reflexión. Google y YouTube representan las dos formas posibles de generar contenidos. Google es el autómata, el gran robot con una incansable capacidad de computación para rastrear la información sobre videos disponibles y filtrarla. YouTube es el foro, donde millones de usuarios -y no servidores- depositan su esfuerzo a cambio de un pequeño flash de notoriedad o simplemente la satisfacción de producir. La compra de YouTube por Google, propietaria del servicio Google Video con mas o menos el mismo tiempo de vida, demuestra que, al menos en este caso, los usuarios han generado un producto más atractivo que el fabricado por las máquinas. Probablemente GoogleVideo disponga de un catálogo más extenso que el de YouTube , o sea capaz de competir en ritmo de adquisiciones de contenidos con sus inquebrantables spiders rastreando el web en busca de los más populares, pero YouTube permite una mayor implicación del usuario con el resultado, y de ahí la satisfacción y la experiencia que es lo que últimamente ha convertido a YouTube en el tercer lugar más frecuentado de internet.

Con todo, hay que reflexionar con más perspectiva sobre este acontecimiento. Google ha sido capaz de desplazar a muchas grandes empresas con su dominio sobre el acceso a lo que es información y lo que no en internet. El que otro intermediario haya capturado esa posición de privilegio en el medio video mueve igualmente a reflexionar sobre si este capítulo es una excepción o más bien, a medida que  la internet se convierta en un medio más multimedia y menos textual, Google será capaz de mantener el centro de la información. Aún no hemos encontrado un sistema que sea a la vez eficiente y sencillo de organizar la información [no textual] de este mundo, como reza la misión del gigante multicolor.


Completa reintermediación

10 octubre, 2006

¿Qué necesito para abrir mi tienda online? Por enumerar algunos componentes, noamazon_services necesariamente ordenados en importancia o prioridad: un website atractivo y usable; visibilidad en internet (tráfico en mi sitio), obtenida mediante publicidad; si soy modesto, tendré que tener un almacén y personal recogiendo órdenes y empaquetando envíos; si no, podré mecanizarlo. También tendré un acuerdo con una empresa de paquetería, o una furgoneta propia si mis materiales son grandes o mi zona de repartos controlable. Acaso un breve sistema contable, incluso si es una libreta y soy meticuloso. Un acuerdo con una entidad financiera para cobrar a los clientes remotamente. Desde luego, tengo que tener uno o varios productos que vender, preferiblemente distintos a los de la competencia. Bien, puede que omita algun elemento más, pero es complicado defender que lo incluído no es necesario para hacer ebusiness. Montar un negocio online, con todas aquellas promesas de mercado universal, ahorro en locales y vendedores que escuchábamos a comienzos de década, no es tan sencillo. Piensa el caso español. ¿Cuántos nombres de retailers/minoristas en internet puede uno obtener si pregunta en la calle? ¿Cuántos de ellos tienen el tamaño de una mediana empresa? ¿Cuántos son rentables?

Bien, piénsalo dos veces. En realidad, necesitas un producto -insisto en lo de que debería ser diferente- y a Amazon. Amazon acaba de extender su gama de servicios empresariales a todo lo demás: ellos ponen el escaparate, el tráfico, el fulfillment, la entrega, nos cuenta su director tecnológico. Ellos cobran, liquidan; ponen incluso el almacén, al competitivo coste de unos 12,5€ el metro cúbico de espacio cada mes. Así sí que parece más apropiado hablar de aplanamiento del mundo, de desintermediación, de acceso directo de productores a consumidores. Si cualquier persona con capacidad de generación de un bien valioso para otro tiene ahora a su disposición el sistema más eficiente de distribución comercial que existe, si cualquiera de nosotros, que ya somos consumidores globales, puede ser un productor también, ¿no transforma esto el mercado tal como lo entendemos? Bueno, esto acaba de aparecer, sólo está disponible en Estados Unidos,… pero señala cómo podría ser el futuro.


CPA

27 marzo, 2006

Le debo al blog salmón el descubrimiento de un estupendo artículo sobre el CPA. El CPA, o Continous Partial Attention, es posiblemente la enfermedad de nuestro tiempo, en la medida en que nuestro tiempo sea el de la Sociedad y los Trabajadores del Conocimiento. Al leerlo experimenté todos los síntomas del hipocondríaco al hojear el prospecto de un fármaco. Básicamente, no recuerdo cuándo fue la última vez que dediqué un par de horas ininterrumpidas a una sola materia. Las pestañas de mi Firefox se multiplican, no resisto el icono del sobre en mi barra de tareas, ni el parpadeo del messenger mientras estoy escribiendo… y sospecho que no soy el único. Los blogs de Enrique Dans, o de Seth Godin, por mencionar a dos de los más reconocidos, son a veces ridículamente breves, como si se hubiesen comprimido en el espacio de leer un newsletter y contestar a un mail o a una llamada. ¿Acaso se encuentra ahí la paradoja de la productividad de las tecnologías de la información? ¿Somos los trabajadores del conocimiento manipuladores de información en ‘series crecientemente cortas’? Si es así, tendremos que desarrollar cuanto antes, si queremos ser mínimamente productivos, habilidades de análisis y proceso de información extremadamente rápidas (y lo que, en términos de dirección de la producción se llamaría eliminar tiempos de setup), algo que parece, al menos de momento, bordear la capacidad cerebral humana. O también podemos cerrar el correo electrónico hasta dentro de un par de horas.


Cansancio del RSS

14 marzo, 2006

Viene a decir Seth Godin en su blog que los blogeros son presa del dilema entre ‘postear’ para muchos o para unos elegidos. Y apostilla con sutilidad Enrique Dans que es verdad, pero que el más o menos sabe cómo hacer las dos cosas. Yo tengo para mí que ni uno ni otro han reparado en un hecho fundamental de cómo conseguir el equilibrio del número de post adecuados para cada blogger. Se trata de autoregulación. El blogero debe ser el que se imponga el listón de una mínima calidad antes de emitir un nuevo post. El blogero es quien se encuentra en la mejor posición para determinar qué es una aportación y qué es ruido, ya que los lectores aparecen en un momento demasiado posterior del proceso de valor, cuando la visita está hecha, el post leído, y el ‘trade off‘ entre revelación y esfuerzo ha quedado en ‘sunk cost‘. Pero claro, como ocurre con la «tragedia de los bienes publicos«, en el nivel del individuo no existen estímulos a la autorregulación, por lo que el resultado previsible es la ‘infoxicación‘.

NOTA: está claro que el individuo nunca tiende a la autocensura. De otro modo, este mismo post podría haberse evitado para colaborar al bien comun del ahorro de información gratuita.


Search Wars

25 enero, 2006

Según parece, Yahoo! tira la toalla en la batalla de los buscadores. Se resignan a que Google domine este espacio, que no olvidemos que es el que más dinero está dando (de ahí los 440$ a que cotiza Google) . El caso es que el dominio de Google no es tan grande como se ha visto en otros ámbitos (el de Apple en los reproductores, el de Microsoft en SOs o en Navegadores). No tanto como para justificar la resignación de Yahoo, un formidable competidor en todo caso.

Entonces es que Yahoo está viendo cosas que quizás no son tan evidentes para el resto. Sabe que Google ya está en el la mente del usuario (a donde cuesta más llegar, pero es más difícil que te saquen), y conoce cuáles son sus fortalezas y capacidades, y supongo que no se cree capaz de entregar mas resultados, más relevantes, en menos tiempo que Google.

Yo pienso que el futuro de los buscadores no está en superar a Google en cantidad o velocidad, pero quizás sí en relevancia. Y no hablo de relevancia como una función del número de webs que apuntan al resultado o del número de veces que el termino buscado está recogido en la página de aterrizaje, sino más bien como una contextualización de la búsqueda en base a parámetros personales. Y es que aunque, todos tenemos diferentes ‘modos’ (del inglés mood) de comportarnos, lo cierto es que habitualmente mantenemos nuestros intereses en el tiempo, lo que hace que sea factible personalizar lo que se nos ofrece. Nada sería más interesante para mí, cuando realizo una búsqueda por «CRM market» que obtener resultados sobre el mercado, crecimientos y dimensiones, y no ofertas de paquetes de software de CRM. A lo largo de las muchas veces que he buscado términos parecidos, de las veces que he ojeado páginas de resultados y de acuerdo a los resultados que he encontrado interesantes y he visitado, un buen sistema de personalización podría mejorar la relevancia mucho más de lo que hace Google con su Pagerank. Creo que ahí es donde puede librarse la siguiente batalla por las búsquedas online, y es una batalla cuyo desenlace no está tan claro como piensa Yahoo. Personalizar el buscador. Google es el rey de los buscadores, pero Yahoo es el rey de la personalización.


BlogDependencia

23 enero, 2006

Acabo de leer un post en el Blog de Enrique Dans que me ha hecho reflexionar sobre la relación de un «blogero» o «blogger» con su propio blog. ¿Para quién escribimos realmente? Básicamente la percepción inicial que tuve en su momento al descubrir el fenómeno blog es que, bajo el paradigma del Web 2.0, descienden los costes transaccionales de emitir una información, de modo que el propio usuario es capaz de informar ahora como experto en un área concreta, sin tener que recurrir a intermediarios que necesariamente ralentizan, encarecen y enturbian el proceso comunicador entre la fuente autorizada y el lector. Según esto, el blog es un sistema por el que podemos acceder más rápidamente a las opiniones de los expertos (que básicamente son las que nos interesan). Pero cuando uno escribe para declarar que ha tenido un mal viaje de avión, entonces no podemos sino cuestionarnos si no está escribiendo para sí mismo, o por el placer de saberse escuchado, o si no se está abusando de la autoridad concedida por una comunidad.

No quiero parecer ingenuo, no es posible admitir el crecimiento actual de la blogosfera si no es porque cada uno está volcando sus meras impresiones sobre el fondo blanco de su blog, sin sopesar sobre el qué (dirán) o el quién (leerá). Y tampoco prentendo defender una filosofía elitista sobre el tema, sólo quisiera -para eso está el propio blog, no?;)- reflexionar sobre el derecho de los lectores a no intoxicarse -no está claro que esto sea un derecho, aunque es evidente que existe la infoxicación– y la necesidad de que los autores ejerzan verdaderamente su ‘expertise’ con responsabilidad.

Y ello sin perjuicio de que creemos una nueva disciplina de la psicología que pase a estudiar la blogodependencia o efectos de la adicción al propio blog. Algo que desde luego está por venir.


TTII y Gestión Empresarial

22 diciembre, 2005


He sido profesor de tecnologías aplicadas a la gestión y también he sido alumno de esta asignatura, y observo que existe un garrafal error de planteamiento en esta temática. Todos los que enseñan la materia no son capaces de resistirse a la tentación de ostentar conocimiento de tecnologías, como si el mayor conocimiento lo invistiese la capacidad de descifrar un mayor número de acrónimos (UMTS, xHTML, RAID,…) que los oyentes.
En mi opinión, el estudio de las TTII y la Gestión Empresarial tiene principalmente -casi diría que únicamente- dos campos que trabajar para justificar su existencia:
– En qué manera las TTII son capaces de modificar (incrementándola, se entiende, aunque todo hay que verlo) la productividad de una organización.
– En qué manera las TTII son capaces de aportar una ventaja competitiva (sostenible o no, porque, ¿qué ventaja competitiva es verdaderamente sostenible? En mi opinión, el quid de la cuestión está en la capacidad de regenerar nuevas ventajas, no en matener la misma siempre. Recomiendo la serie Does IT matter, de HBR, como interesante lectura de aproximación) a la organizacion.
Si se aportasen planteamientos y conclusiones originales a estas preguntas cualquiera de nosotros daría por bueno el tiempo empleado en estas discusiones.
Aunque sigue resultando mucho más sencillo identificar nuevos acrónimos que repasar viejos debates.


La Larga Cola

19 julio, 2005

Desde el punto de vista de los negocios, una de las ideas con las que más se ha fantaseado es aquella de que en internet las dimensiones del mercado se disparan: el número de clientes, el número de productos a ofrecer, ya no están sujetos a una limitación física, dando como resultado un espacio mucho mayor de intercambio. O al menos, eso debería ocurrir teóricamente. En la práctica, la mayoría de los negocios de intercambio no han planteado una oferta suficientemente amplia, no desde luego para la capacidad prácticamente ilimitada del comercio electrónico. Algunas honrosas excepciones nos pueden venir a la cabeza, como Amazon en el terreno de los libros, o las tiendas de música online como iTunes. Pero son las menos, de modo que es pertinente preguntarse por las limitaciones que hay detrás de esta situación.Una de ellas podría ser la rentabilidad. En nuestra visión paretiana de los mercados, no es rentable trabajar más que con aquellos productos que son éxitos y garantizan rotación y volumen. Sin embargo, esto quizás no sea ya más así. Cierto que los productos de éxito garantizan un mercado, pero también un nivel de competencia y saturación que elevan el riesgo operativo de los negocios por encima de lo que muchas empresas pueden admitir. Actualmente algunas empresas comienzan a hacer negocios rentables con los extremos de la curva de demanda, allí donde los segmentos son nichos y los productos son desconocidos para el gran público. A esta tendencia se la comienza a conocer como long tail, (el final de la curva de la demanda) y es un proceso de interés creciente. Para prosperar en el long tail es necesario contar con una altísima capacidad de segmentación, tanto para la comunicación como para la producción (mass customization), ya que en este medio el reto está en acertar con la oferta exacta para el cliente justo. En un interesantísmo artículo de Wharton que acabo de leer se aborda este tema y se nos indica que la forma de conseguir acceder a los clientes es utilizar filtros. Uno de estos filtros es tener a los propios clientes como recomendadores de los productos para otros usuarios a los que pueden interesar. El mensaje es que, en el long tail ya no es factible operar bajo una filosofía push, sino que tiene ser el usuario quien demande –pull-, con la garantía de que la empresa puede atenderle (cuenta con el producto).

La otra razón, que enlaza con la conclusión de la primera, es que estamos ante un problema de atención. Ya no es posible conseguir la atención de los consumidores de entre la multiplicidad de estímulos que reciben cada día desde los más diversos canales, sino que es mejor trabajar con los productos más vendidos, que siempre tendrán el reconocimiento de los consumidores, ahorrándonos como comerciantes la tarea de dar a conocer un producto en un entorno que ha aprendido a ignorarlos y que aun cuando no lo hace, los considera por un lapso de tiempo demasiado reducido como para rentabilizarlos.

Por cuestión de rentabilidad, y por razones de atención, las empresas continúan decidiéndose por el entorno más competido, con mayores dificultades de diferenciación y con menor posibilidad de reducción de costes, con preferencia a adentrarse en espacios desconocidos. Sin embargo, las empresas que identifique las maneras de obtener la atención de los usuarios y lo hagan de forma rentable, podrían sobrevivir en un escenario de negocios rentable sin una competencia sofocante. Si se cuenta con la oferta, se trata de un problema de acceso básicamente. Para no hacer mucho más largo este blog, simplemente querré apuntar que los canales que hayan de servirnos para prosperar en el long tail deberán ser interactivos, para permitir la aproximación pull, personales, para permitir el filtrado de la información y por tanto de la oferta de unas personas a otras, y personalizables, para facilitar la atención del consumidor y la adecuación de la oferta y la demanda. En un futuro post trataré de comentar por qué el teléfono móvil es probablemente el medio más idóneo para entablar relaciones con los clientes en el long tail.