Yahoo vs. Google

27 noviembre, 2006

Google vs. el Mundo

No sería el primero que afirmase que hacer negocios es como guerrear, ni es novedoso hablar de la batalla en el mercado de los buscadores, sobre la que yo mismo ya he hablado, y antes que yo publicaciones tan prestigiosas como el Economist, de quien le tomo prestado la ilustración, pero siendo un combate tan actual y -por más que algunos lo archiven– aún incierto, que resulta atractivo dar cuenta de los nuevos movimientos de tropas y ajustes en las estrategias que se divisan en el tablero de las luchas por controlar el acceso de los usuarios a la información que, como sostiene Battelle, es al fin y al cabo de lo que se trata.

En una línea ya tratada de aproximarse al tratamiento de la información de una manera más humana, nos hemos enterado recientemente de que Yahoo ha cerrado un acuerdo con un consorcio de hasta 176 periódicos, a los que se unirán otros, para resolver los problemas que aflijen a ambos: a Yahoo!, la necesidad de procurarse un incremento en las búsquedas en el pujante universo de las búsquedas locales; para la prensa, la manera de recuperar el tiempo perdido accediendo a tecnología de creación de marketplace para empresas y usuarios. Y para ambas representa una alianza contra un enemigo mayor y más temido, que amenaza con monopolizar la relación de las personas con la información que consumen. Difícilmente Google se sentirá afectada por un golpe como éste, pero acaso la acumulación de los mismos (recordemos que hace poco recibió otro alfiler por el servicio Google News, que se encuentra bajo proceso a nivel general, y también por el recientemente adquirido YouTube) sí resulte en un deterioro de su salud. Hasta el momento Google ha venido contando con el viento a favor, pero ahora es justamente su éxito lo que puede representarle los retos más complejos de superar: complacencia con el éxito que sofoque la creatividad (los últimos servicios destacables de Google son adquisiciones, mientras que los desarrollados internamente no parecen funcionar), cash-flow al que acceder mediante demandas, dominancia que expresar como abusiva.

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Reinventar el negocio de la música

12 noviembre, 2006

Hace unos días, un importante directivo de una de las grandes discográficas me reconocía que la industria musical viene siendo ‘un poco paquidérmica’, y que tiene necesidad de monetizar los nuevos planteamientos y desarrollos que realice para sobrevivir. Enrique Dans, muy crítico habitualmente con el sector por su poco creativa manera de defender el statu quo, recogía sin embargo hace unos días una iniciativa que alababa, por la que una de las grandes del sector (en este caso Warner Music) apuntaba a reconocer una realidad social muy tozuda y que no parece conmoverse con las campañas antipiratería o las amenazas legales.

Lo cierto es que el sector discográfico haría bien en admitir que sus planteamientos actuales no son, al menos en términos prácticos, muy eficaces, y que se necesita una reinvención del sector si no se quiere acabar convertida en una línea de negocio de los bufetes jurídicos. Hace unos días en el Web 2.0 Summit, Mary Meeker, una de las gurús de internet cuya credibilidad ha sobrevivido a la burbuja tecnológica, al tratar el estado de internet declaraba, para el caso de la industria filmográfica -en una situación similarmente crítica- que la pujanza e interés de los contenidos para los consumidores deberían imponerse finalmente en forma de ingresos para los productores.

También recientemente hemos recibido un acuerdo de Microsoft con Universal para que ésta última ingrese por cada dispositivo vendido. Personalmente estoy mucho más identificado con las soluciones que consideran los comportamientos de los usuarios en su expresión que las que se limitan al bundling o a incorporar impuestos más o menos encubiertos al hecho de acceder a la música para compensar por otros ingresos dejados de materializar, pero en todo caso resulta evidente que la industria se encuentra ahora en un momento receptivo a la innovación y la prueba, y seguramente sea de alguna de estas pruebas de las que salga la industria discográfica como la conoceremos en unos años. Mientras la música genere la pasión e identificación de tantas personas como hace, el problema no será tanto de demanda como de distribución o modelo de ingresos. Mis apuestas: empezar los tanteos en al final de la cola, e incorporar a las empresas interesadas en las comunidades de usuarios -B2C- alrededor de una marca ‘musicalizada’ a la ecuación de los ingresos.


Las puertas del campo

9 noviembre, 2006

Las comunidades son la nueva forma de marketing y publicidad. Las inserciones convencionales en medios no consiguen impactar a la audiencia o directamente no conectan con ella. Para llegar a los valiosos nichos de mercado de los jóvenes (clientes con vidas esperadas de años y millones de $ en share of wallet), se hace imprescindible formar parte de un nuevo espacio, el lugar de encuentro y diversión de estos usuarios. MySpace, Facebook, YouTube, Flickr, … adquieren cotizaciones millonarias y un valor estratégico porque son capaces de llegar a grupos de usuarios cada vez menos interesados en los mass-media

Sin embargo, adentrarse en el mundo de las comunidades para las empresas puede resultar peligroso. Al contrario que con las agencias publicitarias, no existe una relación cliente proveedor. La empresa dispone un entorno, facilitando el encuentro y la participación, esperando que los usuarios accedan y se decidan a contribuir. No está clara la combinación de factores que hacen exitosa una comunidad… Y sin embargo, comienza a aparecer un problema derivado del éxito de las comunidades. El contenido que aportan los usuarios puede traer problemas legales a la empresa que patrocina la publicidad. Hemos visto el caso, aparentemente resuelto (y subrayo lo de aparentemente), de los videos volcados en YouTube. Ahora, llega a la actualidad la noticia de que MySpace comienza a disponer los medios para evitar que los miembros empleen materiales discográficos protegidos. Y yo me pregunto ¿es posible ponerle puertas al campo? ¿verdaderamente se puede esperar que los usuarios participen de acuerdo a la política comercial del propietario del sitio?


El verdadero impacto de la tecnología

3 noviembre, 2006

Uno de los temas que más me interesan es el efecto de la dotación tecnológica en la competitividad de la empresa. Se trata de un tema controvertido en todo caso, como lo demuestra que incluso se haya acuñado un término, el de «paradoja de la productividad«, para denotar el fenómeno de que, al menos desde un punto de vista macroeconómico, no parece existir una correlación entre la inversión en tecnología y los resultados empresariales. El tema ha atraído la atención de muchos académicos, pero me interesa ahora destacar la visión de Nicholas Carr, un escritor y antiguo editor de Harvard Business Review que en su momento tuvo la audacia de apuntar que la utilización de la tecnología podía no ser diferenciadora para la empresa. Recientemente, Carr ha publicado en su blog en el sentido de reforzar sus planteamientos, a la luz de nuevos datos: la inversión tecnológica no sólo no ha subido en los últimos años, sino que, incluso en el segmento de las empresas fabricantes/vendedoras de tecnología, la inversión tecnológica ha caído, lo que desde luego ya no puede atribuirse a la crisis tecnológica iniciada en 2001.

La relación entre inversión tecnológica y resultados es compleja por muchos motivos, pero no es especial: la gestión de los recursos humanos, el marketing, … han pasado igualmente por esto: es muy difícil desentrañar el secreto del éxito empresarial, expresarlo en una fórmula matemática. Al fin y al cabo, es lo que está detrás de esta problemática. Con ello no quiero invitar a renunciar a su búsqueda, aunque sí insinuar que no existe una sola solución: aproximarse al problema como si fuese un todo homogéneo está condenado al fracaso por confusión.

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