Viene a decir Seth Godin en su blog que los blogeros son presa del dilema entre ‘postear’ para muchos o para unos elegidos. Y apostilla con sutilidad Enrique Dans que es verdad, pero que el más o menos sabe cómo hacer las dos cosas. Yo tengo para mí que ni uno ni otro han reparado en un hecho fundamental de cómo conseguir el equilibrio del número de post adecuados para cada blogger. Se trata de autoregulación. El blogero debe ser el que se imponga el listón de una mínima calidad antes de emitir un nuevo post. El blogero es quien se encuentra en la mejor posición para determinar qué es una aportación y qué es ruido, ya que los lectores aparecen en un momento demasiado posterior del proceso de valor, cuando la visita está hecha, el post leído, y el ‘trade off‘ entre revelación y esfuerzo ha quedado en ‘sunk cost‘. Pero claro, como ocurre con la «tragedia de los bienes publicos«, en el nivel del individuo no existen estímulos a la autorregulación, por lo que el resultado previsible es la ‘infoxicación‘.
NOTA: está claro que el individuo nunca tiende a la autocensura. De otro modo, este mismo post podría haberse evitado para colaborar al bien comun del ahorro de información gratuita.